lunes, 9 de marzo de 2020

Ruta al Geositio Apreturas del Almonte - Cabañas del Castillo, Geoparque Villuercas

Subir a Cabañas del Castillo

Las dehesas de BerzocanaDespués de varios días haciendo actividades de educación ambiental en el CRA de Las Villuercas, en pleno Geoparque, el amigo Andrés, profe entrañable y muy comprometido con sus alumnos y la conservación del medio ambiente me invitó a comer a su casa y conocer a su familia. 
Al aparcar allí arriba, en lo alto de la plaza y volver a observar las vistas me sentí de nuevo como en casa. Este pueblo, que me había acogido hace años con las actividades de naturaleza y cultura de Miguel y La Posada del Halcón, el pequeño restaurante rural que llevaba junto con su mujer, siempre me ha hecho sentirme bienvenida, a pesar de su diminuto casco urbano embutido entre los canchos de granito, o quizás por eso. 

Castillo de Cabañas del Castillo.

Después de una agradable comida en casa de Andrés, me indicaron cómo llegar al sendero de las Apreturas del Almonte, una ruta a la que le tenía muchísimas ganas. El día estaba caluroso a pesar de ser febrero, así que llené la cantimplora y allá que me encaminé. 

Comenzando la ruta

Avanzando desde la plaza hacia donde estaba La Posada del Halcón, en dirección Norte y dejando el castillo a mano derecha, se sale enseguida del pueblo y comienza el sendero entre paredes de piedra de las fincas. Algunos robles y encinas bordean el camino y dan sombra con sus poderosas ramas, creando un ambiente muy acogedor mientras se baja en dirección a las Apreturas del Almonte. Huele a tierra recién labrada, las abejas ya están entusiasmadas con las primeras flores y se oye trinar a herrerillos, carboneros y petirrojos con felicidad. 

Después de unos cientos de metros el camino se estabiliza, gira hacia el oeste y la vegetación cambia. Ahora son pinos los que alfombran el suelo con sus agujas y susurran con cada soplo de viento, acompañando sus cantos con el repicar de algún carpintero. 

En un recodo, se dejan ver algunas de las formaciones geológicas que caracterizan a este geositio, con sus cuarcitas armoricanas afiladas, formando el llamado relieve apalachense. Es en este sitio donde el río Almonte, con cierto caudal ya, huye de la anticlinal del Almonte-Navezuelas y se escapa hacia las llanuras del Tajo, donde desemboca.

 

Ranunculus sp

Bajo los pinos encontramos alguna vegetación interesante, como estos ranúnculos, (Ranunculus sp.) o los narcisos (Narcissus triandrus), restos de la flora artoterciaria, es dedir, flora que ha sobrevivido hasta nuestros días desde el Mesozoico... antes de las glaciaciones y de que las temperaturas subieran y descendieran las precipitaciones. Era una época mucho más húmeda y un poco más fresca, en la que también evolucionaron otros géneros como Pinus, Quercus, Fagus, Betula, Alnus y el resto de géneros que hoy conocemos como componentes principales de la flora del reino Holártico

Narcissus triandrus


Tras el bosque de pinos encontramos otro tipo de vegetación que nos indica que ya estamos bastante abajo y casi hemos cambiado de piso bioclimático: alcornoques mezclados con encinas, formando un dosel lleno de líquenes y apenas sin arbustos en el que da la impresión de que te vas a encontrar un velocirraptor en cualquier momento. 


Tras el puente. 

El sendero ha perdido ya inclinación y es casi plano, serpenteando por las estribaciones de la umbría. La temperatura desciende, las tardes todavía son cortas y aún se siente el recuerdo del invierno. 

De repente ya se escucha el agua y en seguida podemos ver delante de nosotros un pequeño puente de piedra. Uno casi espera ver escondido un troll debajo, esperando camuflado con su piel rocosa a que pases para pedirte el peaje con un garrote de madera retorcida hecha a partir de una rama de alcornoque. El río es cristalino y se pueden adivinar pececillos y algún que otro tritón haciendo sus cosas de anfibios. A los lados del río crecen zarzas que en agosto seguramente estarán cuajadas de moras; me lo apunto mentalmente para volver este verano. 

Al llegar al puente no hay que dejarse engañar: apetece cruzarlo en busca del travieso troll, pero la ruta no es por ahí, sino que continúa hacia la izquierda, bordeando el río Almonte que ya empieza a tener cierto carácter juguetón. 

Más adelante, tras cruzar un prado de helechos donde casi se puede perder el sendero, encontramos uno de las decenas de antiguos molinos harineros que hay en este río. Aquí es donde comienza una de las rutas de los Molinos del Almonte, que acompaña el recorrido del río a su salida de las sierras de las Villuercas. Aguas abajo de esa ruta hay otra ruta mucho más desconocida que recorrí hace unos años. 


Un poco más adelante empezamos a vislumbrar lo que son las verdaderas Apreturas del Almonte: rocas tan duras que ni siquiera la fuerza de este río casi recién nacido han podido doblegar. 


En este lugar podemos observar las capas de los estratos  en forma casi vertical: esto quiere decir que la corteza terrestre ha sufrido presiones enormes que la han hecho terminar de esta forma. Estas cuarcitas pueden ser muy resbalosas con lluvia o con niebla, y hay que tener cuidado también con los charcos que encontraremos por el camino. 


Junto al arroyo encontraremos preciosas praderas con narcisos, esta vez de otra especie, Narcissus bulbocodium ssp validus. Esta especie también es bastante antigua y se restringe a lugares húmedos, con cierta altitud y precipitaciones. 


Por desgracia, a pesar de que el camino estaba bastante limpio, encontré varios residuos humanos arrastrados por la corriente. Esto refleja que aún hay mucho que hacer en cuanto a educación ambiental, como en todas partes. Espero que los niños con los que he trabajado esta semana sean la semilla de una nueva sensibilidad en la zona y estas imágenes sean cada vez menos frecuentes. 

A pesar de que la luz se me iba acabando rápidamente, aún conseguí ver los fantásticos paisajes del Geositio Apreturas del Almonte: el buzamiento vertical con los estratos de cuarcita afilados hacia arriba, como dientes que hubieran desgarrado el paisaje en una lucha de fuerzas gigantescas que habían formado este impresionante farallón. 



 Después de pasar estas impresionantes formaciones en las que, de haber sido más temprano, habría podido observar aves rupícolas típicas de estos paisajes, el río Almonte se tranquiliza un poco para continuar su viaje en dirección al río Tajo en medio de otros asombrosos paisajes. 

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