lunes, 16 de abril de 2018

Dónde ver alimoches en PN Duero internacional


Hoy hemos tenido una de las primeras salidas de educación ambiental del proyecto LIFE Rupis con escolares de las poblaciones que están dentro del Parque Natural Duero Internacional, en Portugal. 


El proyecto LIFE Rupis para la conservación del alimoche y el águila perdicera, es un proyecto de conservación transfronterizo e internacional, está está cofinanciado por la Unión Europea, a través de fondos LIFE. Una de las actuaciones previstas en este proyecto son las salidas con escolares para conseguir los objetivos esenciales del proyecto de conservación y sensibilización ambiental.

La mayoría de estas actividades tienen lugar en el área de intervención del proyecto (Zonas de Protección Especial del Duero Internacional, Vale do Águeda y Arribes del Duero), pero también se contemplan actividades en otros puntos del país. En este caso nos fuimos con los escolares a los Miradouros de Penedo Durão, un lugar inigualable para observar las aves rupícolas más representativas del Parque Nacional de Arribes del Duero, frente al Salto de Saucelle, en Salamanca, en el punto en el que el río Huebra se encuentra con el Tajo, formando unos valles escarpados impresionantes. 




Al poco rato, después de las explicaciones a los escolares sobre la importancia de la conservación de estas singulares aves, y cómo diferenciarlas, observamos una gran cantidad de buitres leonados pasando bastante cerca de nosotros. Los niños disfrutaron intentando averiguar la edad por el color del collar de plumas. Y de repente, los anfitriones aparecieron, Una pareja de alimoches, conocida por nosotros ya que tienen el nido cerca en unos acantilados, empezó a tornar sobre nosotros, arrancando expresiones de asombro a los chicos. 

Además de la observación de aves rapaces y rupícolas, les habíamos dado a los chicos un cuaderno con una lista de aves para ir marcando las especies que veían durante la salida con los prismáticos que les habíamos prestado. La competitividad empezó a dar sus frutos y de repente vimos que los muchachos, al principio un poco apáticos, empezaban a corretear para intentar averiguar qué pequeños paseriformes revoloteaban por el mirador. 


Finalmente, cuando el calor apretaba, llegó el autobús y tuvimos que despedirnos de los chicos, del pueblo cercano de Freixo de Espada à Cinta, que habían disfrutado de la mañana de actividades. 

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