¡Este finde ha sido fantástico! ¿Quién iba a decir que lo iba a pasar tan bien descolgándome por los acantilados de Peniche?
Cuando me propusieron hacer un curso para descolgarme y recoger muestras de los nidos de alimoche no lo pensé dos veces. Además podría servirme para cualquier otra intervención de conservación de la naturaleza. Así que allí nos plantamos, en los bomberos de Peniche (Portugal) a pasar tres días de lo más entretenido.
Al llegar nos dieron una pequeña formación teórica sobre seguridad y enseguida nos pusimos al lío. Las primeras horas las utilizamos en aprender a hacer una docena de nudos y a saber cuándo utilizar cada uno de ellos.
Y después... ¡a colgarse del techo!
Lo que más me gustó fue vencer mis dudas y comprobar por mí misma que los límites son mentales. Siendo de las más pequeñas (en edad y en tamaño) enseguida le pillé el tema de los diferentes mosquetones y complementos, el grigri, el descensor antipánico, el puño y el pie... Una vez que le pillamos el tranquillo a eso de subir y bajar por las cuerdas, nos enseñaron a salvar dificultades y a cambiar con seguridad de cuerda.
Mi compi Julieta de SPEA |
Después nos sacaron al patio... ¡¡a practicar en paredes altas!! Subir era un poco duro, pero bajar... ¡era un gustazo! Rapelar me encanta y me siento segura cuando lo hago.
Y al día siguiente... la prueba de fuego. Montar un sistema de anclajes y cuerdas para descender por los acantilados de las playas de Peniche.
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