El gorrión suele ser una de las aves que todos conocemos, y por eso pensamos que por ser habitual es la más abundante, pero no es así. En los últimos años se ha comprobado que sus poblaciones, siempre asociadas a núcleos urbanos, están en retroceso, sobre todo por la falta de alimento debido a una mayor limpieza de las calles, la competencia con otras aves exóticas (como la cotorrita argentina por ejemplo), el uso de insecticidas y otros pesticidas, además del efecto de la predación de los gatos.
En China casi llegó a extinguirse a final de los años 50, dentro de la campaña de exterminación de las cuatro plagas (gorriones, moscas, mosquitos y ratones) para minimizar la pérdida de grano y poder alimentar a mas gente. Corea del norte estuvo a punto de seguir sus pasos, pero afortunadamente se esperó a ver las consecuencias de los chinos y no lo hizo. Los chinos sufrieron una grave plaga de langostas al haber dejado desprotegidos sus campos de cultivos, sufrieron una gran hambruna y se vieron obligados a pedir ayuda a sus vecinos rusos, que les enviaron un cargamento secreto de gorriones para volver a repoblar sus campos sin perder popularidad.
A principios del siglo XXI el gorrión seguía siendo mal visto, cazado y utilizado como plato en restaurantes, por lo que se han emprendido varias campañas para reforzar la protección legal y limpiar la imagen de este pájaro en el que muchos de nosotros apenas nos fijamos. Sin embargo, su colorido y sus curiosos comportamientos gregarios, en niveles jerarquizados que reflejan su estatus por la amplitud de la mancha negra del pecho, que ellos mismos se provocan desgastando sus plumas al revolcarse en la arena, es de una belleza poco apreciada.
La modificación de los equilibrios dentro de los ecosistemas causa graves estragos en las dinámicas naturales; la pérdida de biodiversidad en sí misma es una catástrofe, pero si pensamos de una manera más egoísta, también lo es para la supervivencia humana. En China su población sigue descendiendo de una manera alarmante, pero en el resto del mundo también está ocurriendo, a pesar de que no es tan perseguido. Algunas de las causas más importantes pueden ser el uso de insecticidas y otros pesticidas, (como el cancerígeno glifosato o Roundup, llamado comúnmente "rondón" en España), además del cambio de hábitos en las ciudades o la competencia con especies exóticas que consumen los recursos que ellos necesitan.
En Londres ya está extinto, y en algunas de las grandes ciudades españolas vamos por el mismo camino. ¿Os imagináis un patio de colegio sin su continuo piar, una arboleda silenciosa en un parque al atardecer? A mí me resultaría un panorama lúgubre, apocalíptico y enormemente triste.
¿Quieres ayudar al gorrión y a otras especies que como él están en grave descenso? Según el blog Somoxnatura "Concienciarnos, exigir más calidad en los sistemas de explotación y alimenticios, movilizarnos contra los productos agrarios que no sean adecuados, apoyar a las entidades que denuncian malas prácticas y realizar un modo de vida más sostenible."
Cuando veáis a unos niños jugando con un pollo de gorrión, avión, golondrina... pensad en que algunas poblaciones españolas ya han descendido un 40%.
No hay comentarios:
Publicar un comentario