No muy de mañana, Sami y yo nos dirigimos a la carretera de la Albuera con la intención de disfrutar de un día de observación de aves, a pesar de que el cielo está muy cubierto y sopla un poco de aire, con la esperanza de que las últimas lluvias hayan llenado las lagunas de esta cuenca endorreica...
En los observatorios de aves un gran póster te recuerda las aves más frecuentes en el lugar. |
Pero nuestras esperanzas fueron vanas. Ni una gota de agua en las lagunas. Completamente secas, cubiertas de cardos grises y juncos secos.
Pero algo de birding pudimos hacer. Algunas aves esteparias (cogujadas, verdecillos, trigueros y bisbitas) amén de una solitaria garcilla bueyera, saltaban entre los juncos que ocupaban la superficie que debería ser un espejo acuático, mientras varios milanos reales nos sobrevolaban, en busca de algo que llevarse al pico.
Al menos los narcisos alegraban la seca extensión de hierbas mortecinas, en un día en el que el viento y las nubes grises no permitían un asomo de color.
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