miércoles, 31 de mayo de 2017

Jornadas de voluntariado para la conservación del Aguilucho Cenizo en Badajoz

El domingo acompañé a Ángel y a algunos compañeros del Grupo Local SEO-Badajoz que quisieron venir para ayudarle con las labores de la campaña de Aguiluchos en la zona de La Albuera y Valverde de Leganés. Esta es una zona en la que tradicionalmente se ha cultivado mucho cereal de secano, pero en los últimos años estamos asistiendo a una reconversión muy rápida de estos terrenos en viñedos con espalderas. 

Los Aguiluchos son unas pequeñas rapaces que anidan en el suelo. Los aguiluchos laguneros prefieren ambientes riparios (es decir, de río), de aguas lentas o embalsadas con vegetación, mientras que los aguiluchos cenizos suelen habitar en cultivos de cereales como trigo, cebada... y hacen sus nidos ocultos por el cultivo crecido. Por lo tanto, estas últimas son aves muy ligadas al medio rural, y por lo tanto sensibles​ a los cambios que se produzcan en él. 



Sin embargo, actualmente se encuentran amenazados por las nuevas prácticas de cultivo. Las variedades son de crecimiento más rápido, por lo que se recoge antes de que los pollos de aguilucho se hayan independizado, y esta recogida se realiza con cosechadoras que van picando la paja y separando el grano... y si encuentra un nido con pollos también los convierte en picadillo. 


Por todo esto, desde hace unos años se vienen realizando campañas llevadas a cabo por voluntarios y ONGs ambientales, para localizar las parcelas con nidos de aguilucho, avisar a los dueños de las fincas de que retrasen la recogida hasta el 1 de junio e implementar otras medidas paliativas o correctoras si no fuera posible. 




En el caso de hoy, nos hemos encontrado con que el nido, señalizado con una baliza y una bandera, se ha dejado un rodal de cultivo sin recoger alrededor. Sin embargo, el ancho ha sido insuficiente, pues al llegar, hemos encontrado el nido vacío, y a los cuatro pequeños pollitos recién​ depredados a escasos metros de éste. De uno de ellos, sólo quedaba una patita.
Después de revisar bien los alrededores para asegurarnos de que no quedara ninguno vivo o malherido, hemos ido a otro punto caliente. Nos situamos en la linde entre un lienzo de trigo y un viñedo de espalderas, un cultivo que perjudica bastante ya que los finos alambres no se ven y muchas aves colisionan y se rompen las alas, el cuello o terminan con daños internos. 



Terminamos la jornada con varias parejas identificadas, pero no conseguimos encontrar nidos nuevos. Sensación agridulce.